Comer Sandia

Los beneficios de un mayor consumo de sandía puede mejorar el control de la glucemia y de la dislipemia, e incluso, de la hipertensión arterial


La sandía es una fruta típica veraniega, dulzona y muy acuosa. Sin tener una composición relevante, destacan distintos compuestos que favorecen la salud. 

Entre ellos, el licopeno (antioxidante) y la citrulina, un aminoácido beneficioso para la síntesis de óxido nítrico, un compuesto esencial para regular el tono vascular y la hemodinámica, la dinámica de la sangre y la función del corazón. 

Durante la temporada natural de esta fruta, es aconsejable comer un buen trozo de sandía a diario e idear recetas originales para incluirla en distintos platos del menú y no solo como fruta para picar entre horas o de postre. 

Un mayor consumo puede mejorar el control de la glucemia y de la dislipemia, así como de la hipertensión arterial.

Sandía no solo de postre

La temporada de sandía no es muy extensa, de forma que conviene aprovechar diversas recetas para no relegarla solo a la fruta de postre. Se puede comenzar el menú con un entrante de gazpacho de sandía, que tan solo se diferencia del tradicional en que se añade la fruta al resto de ingredientes típicos.

También puede servir de entrante refrescante la sopa fría de sandía con yogur, para lo cual habrá que adaptar la receta propuesta y sustituir el azúcar por un toque de aliño con sal, pimientas y un chorrito de aceite de oliva virgen. Incluso, se puede probar y añadir pepino al batido.

Las propuestas dulces son más variadas, de forma que es fácil y rápido improvisar con sandía un zumo mezclado con piña o con naranja. Los sorbetes y los granizados son muy refrescantes y apetitosos. Como colofón a una comida casera, se puede servir de postre una vistosa brocheta de melón, sandía y piña o una sandía rellena.



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